Uriel es un arcángel en la tradición judeocristiana y es considerado uno de los siete arcángeles más importantes. Su nombre significa "Dios es mi luz" o "Luz de Dios". Aunque su presencia y rol en textos religiosos varía, se le asocia comúnmente con la sabiduría, la iluminación, la purificación y la protección.
En la tradición judía, Uriel es mencionado en el Libro de Enoch, un antiguo texto apócrifo. Se le describe como el arcángel responsable de las profecías, el guardián de los secretos divinos y el ángel que dirige a las almas hacia la luz divina. También se le atribuye ser el arcángel que detiene el sol y la luna, según el Apocalipsis de Esdras.
En la tradición cristiana, Uriel es mencionado en varios textos apócrifos y en la literatura medieval. Aunque no se le menciona específicamente en la Biblia, algunas interpretaciones lo identifican como el ángel que custodiaba el Edén y que expulsó a Adán y Eva después de su pecado. También se le atribuye ser el ángel que advirtió a Noé sobre el Diluvio y el que acompañó a Tobías en el Libro de Tobías.
En la iconografía religiosa, Uriel se representa a menudo con una espada que simboliza su papel como el ángel guardián de la entrada al Edén y como defensor y guerrero espiritual. También se le suele representar sosteniendo un pergamino o un libro, simbolizando su conexión con la sabiduría y la revelación divina.
En resumen, Uriel es un arcángel importante en la tradición judeocristiana, asociado con la luz divina, la sabiduría y la protección. Aunque su presencia en la Biblia es limitada, su figura ha sido objeto de interpretaciones y veneraciones en diferentes textos religiosos y tradiciones espirituales.
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